« Una lanza hecha con el estilo de los Caballeros de Favonius Su barra es recta y su punta fluye ligeramente como el viento. »
Una lanza de honor de los Caballeros de Favonius. Se utiliza como arma ceremonial en desfiles militares, pero también es un enemigo acérrimo y mortal de los monstruos. Al estudiar el gran árbol que se mantenía firme contra el viento, los artesanos y eruditos de Mondstadt aprendieron mucho sobre la afinidad elemental. Esta firme lanza no solo es un honor que se le otorga a los Caballeros de Favonius, sino también el fruto del arduo trabajo y las habilidades de los guardianes de Mondstadt. Con ella en mano, siempre se acordarán de ser disciplinados y defender la libertad de Mondstadt.
De hecho, a lo largo de la historia, las personas han usado armas de asta de algún tipo debido al alcance que ofrecen para complementar su falta de habilidades de artes marciales. Incluso un plebeyos sin ningún entrenamiento podría armarse con un palo de madera afilado y, tal vez, sería un rival digno para el acero de un soldado bien entrenado. Para celebrar la caída de la aristocracia, se clavaron estacas, banderas y horquillas por toda la ciudad.
En el pasado, todos los nobles estaban obligados a estudiar el arte de la espada, pues se decía que ello les hacía más sabios y dignos. En aquellos días, el arte de la lanza se reservaba para los gladiadores y traidores extranjeros. Pero hubo una vez un noble vástago que empuñaba una lanza. Se llamaba Eberhart, y era conocido por disfrutar de la brisa nocturna mientras recogía las primeras gotas del rocío con la punta de su lanza.
Eberhart, un hijo ilegítimo, soñaba con recuperar la gloria y el orgullo de la antigua nobleza. Sin embargo, necesitaba más poder para destruir sus podridos cimientos. Estaba decidido a hacerlo fuese como fuese. No le importaba si, para ello, debía empujar a su hermano legítimo a perseguir su sueño de convertirse en un ladrón fantasma para engañarlo, obligarlo a huir y, así, convertirse él en el heredero legítimo. Ni tampoco le importaba si tenía que fingir ser el aprendiz de la bruja que veía la muerte para aprender sus habilidades y, más tarde, matarla.
«No me importa que las generaciones futuras me desprecien. Haré cualquier cosa para lograr mis objetivos».