“La gente va y viene con tanta prisa, como sueños que visitan por la noche y se marchan al alba”.
Auna vida simple y ordinaria,
he tenido una vida plena.
Solía ser la kitsune Hakushin, quien,
junto a mis queridos y hábiles compañeros
recorríamos las montañas y planicies de Narukami.
Espero que cuando todo termine,
puedan correr alegres de nuevo…
Alguna vez toqué y bailé ante el trono
junto a una oni de rostro hermoso como la luna.
Elogié su baile de espadas.
Espero que su belleza, valentía y porte
puedan ser apreciados por otros por mil años.
Al pensar en esa belleza sin par,
no puedo evitar ocultar mi apariencia detrás de una máscara…
Alguna vez competí con la líder de los Tengu,
corrimos a lo largo los caminos de las codilleras espirituales
para medir nuestra fuerza y velocidad.
La ganadora fui yo, del clan Hakushin.
Ahora que lo pienso, quizás ella se contuvo.
De solo pensar esta idea, me siento ofendida…
Alguna vez engañé a un tanuki
e hice que se rindiera ante la Shogun.
También engañé a la Shogun,
e hice que reclutara al tanuki bajo su séquito.
Esa noche, la luz de la luna se coló a través de las ramas y los pétalos de la corte imperial,
y bañó a la corte de incontables perlas.
Su memoria aún brilla en mi alma frívola.
Espero que ella aún recuerde mis últimas palabras antes de marcharme:
“Que nunca se nuble tu mirada, que nunca flaquee tu determinación. Matnente firme en el camino en el que crees”.
Espero que mis palabras le ayuden a resistirse ante algunas mentiras y pensamientos malvados.
También espero que ese tanuki inocente y travieso no me odie por el engaño final…
Ahora, en el rincón más oscuro
me aferraré a esas escenas
como la luz de la luna que atraviesa las nubes
e ilumina mi frágil espíritu.
En esta vida, alguna vez tuve una forma humana.
Caminé al lado de criaturas bellas y efímeras.
Me hice amiga de mucha gente de todo tipo de orígenes.
Ya fuera una miko que vino del santuario de su pueblo a entrenar en Narukami,
el niño que fue separado de sus padres por la procesión en el Festival de Verano,
o la mujer desinhibida al fin decidió ir a Liyue para aprender las técnicas adépticas…
Ya sea el miembro de los Kanjou quien trabajó duramente por mejorar su pueblo,
o el artesano obsesionado con crear armas cuyo filo fuera insuperable,
o ese grupo de personas que hizo astros artificiales que florecen en el vacío.
Todos ellos son amistades que nunca imaginé que llegaría a hacer.
Espero que la oscuridad nunca erosione la barrera que los protege…
Ahora extraño todo esto.
“Entonces, ahora que la oscuridad me muerde…”
“… ahora que he perdido todas mis fuerzas…”
“… la sangre mía, la de Hakushin, está a tu disposición….”
“Sin embargo, desde mi posición humilde,”
“aún espero que escuches mis plegarias…”
“Si puedes comprender todo lo que atesoro,”
“perdona a todos los seres.”
“Si me concedes solo este deseo,”
“por favor, devuelve mi mente sobria”
“a la tierra que tanto amé.”
“Espero que, detrás de tu devastación…”
“… aún queden estos seres tan bellos…”