« Una espada de caballero que simboliza el honor de Dvalin. Las bendiciones del Arconte Anemo descansan sobre el filo de su hoja, impregnando la espada con los poderes del cielo y del viento »
Un colmillo capaz de perforar el cielo.
Alguna vez atravesó las escamas de la armadura del Reino del Abismo
y cortó la garganta del descendiente pecador de un antiguo reino.
En el pasado, la exuberante Mondstadt fue atacada por el codicioso dragón Durin, que con sus alas podía eclipsar el sol.
Su envidia por la prosperidad de Mondstadt engendró el mal y envenenó la tierra.
En aquellos lúgubres días, Mondstadt estaba rodeado de monstruos y tierras áridas.
El Arconte de los Vientos escuchó el grito de auxilio de su gente y descendió, despertando a Dvalin.
Dvalin se alzó junto al viento y atravesó los cielos luchando hasta la muerte.
Bendecido por el Arconte Anemo, Dvalin luchó contra el dragón de las sombras y disipó las nubes.
Los Mil Vientos se envenenaron y los días se volvieron grises. El cielo en llamas parecía anunciar el fin de los tiempos.
Finalmente, los colmillos bendecidos de Dvalin atravesaron la garganta de Durin.
Este había caído, pero Dvalin también fue envenenado por la sangre contaminada del dragón de las sombras.
Incapaz de soportar el dolor, Dvalin cayó inconsciente.
Ni la lengua dorada del bardo más hábil conoce el paradero en el que pasó su letargo.
Tras siglos de sueño, el sacrificio de Dvalin quedó olvidado por la gente de Mondstadt.
Cuando por fin despertó, su amigo y el sonido reconfortante de su lira se habían esfumado.
Aquellos que alguna vez fueron protegidos por Dvalin ahora huían aterrados. Desde entonces, pasó a ser llamado Stormterror.
El honor será restaurado, y el veneno será purificado.
Las baladas devolverán al pueblo el recuerdo olvidado.
Esta espada es la promesa de que el honor de Dvalin será restaurado.