« Una lanza atesorada por un antiguo aristócrata que gobernó Mondstadt. Aunque nunca ha visto la luz del día, su filo no tiene rival »
Una lanza que perteneció a la colección de un aristócrata que gobernó Mondstadt. Fue elaborada artesanalmente con materiales de primera calidad.
Por eso, aunque ha pasado de generación en generación, sigue estando tan afilada como si fuera nueva.
Pero, durante el reinado de la aristocracia, esta arma nunca llegó a ver la luz del día.
Los aristócratas creían que las personas de origen noble solo deben usar espadas en la batalla.
El sonido que emiten las espadas afiladas al chocar es la melodía de las almas nobles.
En cambio, las lanzas y las ballestas son las armas de los campesinos y los gladiadores humildes.
Los campesinos que blanden con fuerza horquillas o estacas puntiagudas tienen la oportunidad de defenderse frente a un joven noble,
y, sin duda, los antiguos gobernantes de Mondstadt no toleraban esta idea, ante la que mostraron su oposición.
Se dice que un joven de sangre noble
buscó a un artesano y le encargó esta lanza con grabados heráldicos.
Al igual que el joven, si no derramaba sangre,
nunca podría obtener el reconocimiento de su familia.
Si quieres provocar un cambio, debes aprovechar todo el poder a tu alcance;
incluso si el arma se considera impropia de la nobleza,
o si la figura solitaria que la empuña solo puede danzar bajo la luz de la luna.