« Según la leyenda, esta afilada espada, que representa la firma de cierto contrato, se usó para cortar los picos de las montañas »
En los tiempos ancestrales, cuando los dioses y los espíritus vagaban por la tierra,
las personas que vivían en esa época convulsa no podían dejar de preguntarse ciertas cosas…
«Se lo ruego, dígame, ¿dónde están mi esposa e hijos?».
«Se lo ruego, dígame, ¿cuándo regresarán los que se han ido?».
«Ay, mi señor, ¿cuándo acabarán estos tiempos terribles?».
Incluso los corazones de quienes habían crecido entre adustas montañas y rocas inflexibles se agrietaron de dolor.
Incluso la mirada de quienes seguían obstinadamente sin decir nada, fieles a su dios, se volvió implacable.
Incluso quienes nunca se habían hecho estas preguntas, oían una voz proveniente de sus corazones.
Entonces el Rey Geo hizo un milagro y extrajo una larga espada de un cor lapis dorado sin impurezas,
y de un tajo cortó la cima de una montaña, estableciendo así un contrato supremo y solemne con su pueblo.
Quienes fueron separados, se volverán a reunir; quienes hayan violado la alianza, enfrentarán su castigo.
Quienes hayan perdido a un ser querido; quienes hayan sido despojados de sus bienes; quienes hayan sufrido injusticias, serán recompensados.
Tal vez solo sea una de las antiguas leyendas populares de Liyue. ¿Quién sabe si sucedió de veras?
Pero puede que el contrato solemne del Rey Geo siga en vigor en Liyue.
Quienes infrinjan este contrato se granjearán la enemistad del Arconte que salvó a esta tierra;
y, tarde o temprano, la cima de la montaña que el Arconte seccionó caerá sobre ellos.
En las zonas rurales todavía se dice que su auténtico dueño volverá a aparecer.
En ese momento, esta espada volverá a relucir como el oro y acabará con las injusticias más grandes de este mundo…
De la misma forma que el Rey Geo hizo una promesa sagrada ante su pueblo, hace miles de años.