Una misteriosa joven astróloga que se auto proclama «Astróloga Mona Megistus». Erudita y orgullosa, está convencida de que posee las habilidades necesarias para estar a la altura de su propio título. Aunque siempre tiene dificultades financieras y vive una vida frugal, Mona se niega a lucrarse con la astrología. Sin embargo, es esta misma determinación la que le ha traído problemas financieros…
Mona es una adolescente de piel clara, complexión curvilínea y ojos verde pálido. Ella tiene el pelo largo y negro amarradas en dos coletas y usa una brújula como un arete de oro. El final de las coletas de Mona termina en dos decoraciones de brújula doradas más. Mona lleva una camisa morado y negro con forro dorado. Viste mangas moradas y guantes negros, junto con una capa corta morada con un forro rojo y un cuello negro peludo. Mona usa medias negras con una decoración dorada alrededor de su pierna derecha.
Mona es única entre los astrólogos; otros pueden hablar con gran ostentación por dinero, pero Mona nunca lo ha hecho. Tampoco se disfraza ni se anda con rodeos, incluso si lo que dice es desagradable de escuchar: «No llegarás a nada incluso si te unes al Gremio de Aventureros». «No tienes ninguna posibilidad con él. De hecho, pronto te dejarán», tal es la naturaleza de sus respuestas.
Su naturaleza contundente ha dado lugar a que el número de personas que vienen a recibir una revelación de su suerte caiga en picado. Pero Mona no es de las que se quejan, porque eso le deja más tiempo para su investigación personal.
Pero cuando se habla de investigación, también se habla de la necesidad de adquirir textos y aparatos de investigación. Los únicos ingresos de Mona provienen de sus contribuciones a la columna «Todo sobre astrología» de The Steambird. Cada cheque lo gasta primero en su investigación. Libros de Liyue, un astrolabio de Sumeru… todos estos vienen con un alto precio, y cuando Mona recupera sus sentidos, solo le quedan suficientes ingresos para que pueda sobrevivir cada mes.
«No importa. Los astrólogos deben deshacerse de los deseos materiales. Sólo librándose del desorden se puede apreciar el verdadero mundo que nos rodea». Eso dice Mona, tosiendo fuerte todo el tiempo para cubrir los rugidos de su estómago.
Hoy también es otro día que Mona se preocupa por Mora.
Hace poco, la maestra de Mona, una astróloga vieja pero altamente calificada, le confió una tarea muy importante. Su maestra tiene una antigua amiga-rival en Mondstadt, y quería que Mona recuperara una caja altamente confidencial del sucesor de esa persona.
«Si te atreves a mirar lo que hay dentro de la caja… Bueno, ya verás».
Esa fue la advertencia que recibió Mona antes de partir. Para su sorpresa, la sucesora no era otro que Klee, la Caballera Chispeante.
Aunque sí conservaba la caja, debido a Klee y una serie de accidentes, Mona miró sin darse cuenta lo que había en ella.
«Oh, no… Este es mi fin. Lo que hay aquí dentro es la oscura historia de su juventud. Me matará cuando lo descubra».
De este modo, Mona se vio obligada a quedarse en Mondstadt, donde comenzó una nueva frugal y, al mismo tiempo, apulenta vida.
Para su astrología, Mona utiliza la hidromancia, cuyos principios explicó una vez de esta manera: «Es el destino de las personas lo que brilla en el cielo nocturno y, aunque su reflejo en el agua no es más que una ilusión, de todos modos revela la verdad».
Nadie comprendió muy bien lo que dijo, pero, debido a su gran capacidad de convicción, consiguió que la gente la creyera. Aunque algunos lo hicieran a regañadientes…
Sus lecturas astrológicas son extraordinariamente precisas, y no mentirá ni ocultará nada cuando las revele.
«Tu hijo dice que lo logró. Está mintiendo».
«No tienes ninguna posibilidad con él. De hecho, pronto te dejará».
Siempre le revelaba la fría y dura verdad a la gente, a quien explicaba todos los espeluznantes detalles que, seguramente, hubieran preferido no oír.
Mona nunca hace excepciones, por lo que puede parecer una persona sin tacto ni emociones.
Pero a veces, en las noches despejadas, se la puede ver en la ladera de alguna montaña. Allí, Mona mira con ternura las estrellas del cielo, las cuales siente tan cerca que casi podría alcanzarlas y tocarlas, mientras tararea melodías que nadie ha escuchado jamás.
Como nunca estudió economía, la astróloga Mona siempre está en el borde de la pobreza.
Para ahorrar en comida, una vez comió champiñones durante un mes entero consecutivo. Si no fuera por las ayudas económicas que recibía de vez en cuando, le habría costado mucho sobrevivir. En realidad, Mona tiene algo de dinero reservado. Aunque se suele quedar sin dinero por no querer trabajar, siempre consigue sacar algo del dinero que le sobra para comer.
Entonces, ¿qué hace con el resto de sus Moras? Bueno, si alguna vez has entrado en su laboratorio, sabrás que todos sus aparatos y herramientras de astrología no pueden haber salido de la nada.
De hecho, su precio no es bajo en absoluto: libros de Liyue, un astrolabio de Sumeru… Solo el costo de los gastos de envío en sí dejarían temblando a cualquiera. Por lo tanto, no es de extrañar que Mona siempre esté al borde de la pobreza extrema.
Debido a la imperante necesidad de mantenerse, al final, Mona comenzó a aceptar encargos de redacción. Ahora, las columnas sobre constelaciones que escribe en el diario <<Pájaro de vapor>> se han convertido en su principal fuente de ingresos.
Con estos ingresos mensuales, podría haber salido de la pobreza para siempre. Pero, como astróloga que era ¿cómo iba a dejar de seguir buscando el conocimiento?
Cada vez que le pagan, Mona se gasta inmediatamente todo el dinero en cosas de astrología, tras lo que vuelve a situarse en el umbral de la pobreza. Y así todos los meses…
La Mona de hoy en día todavía se preocupa por cómo conseguir más Moras.
Cuando Mona se reúne con Klee y Albedo, casi siempre es para comer gratis, y, en segundo lugar, para intercambiar puntos de vista académicos con Albedo. Dado que ambos buscan desvelar los principios del universo, y ambos son estudiantes de maestros famosos, es normal que se junten para trabajar juntos. Mona defiende con gran ímpetu la imagen de su maestra frente a Albedo.
Sin embargo, a menudo también se queja de «esa vieja bruja».
«Dices que tu maestra es única en el mundo, pero también que es una bruja vieja y terca. No entiendo, ¿cuál de las dos es la verdadera?»
Albedo no pudo evitar hacer esta pregunta y, de hecho, Mona se dio cuenta de que nunca había pensado mucho en aquello.
Entonces, lo consideró profundamente por un momento mientra se rascaba la barbilla.
«¡Hm! Las técnicas que me enseñó mi maestra son excepcionales, pero eso no significa que me haya superado. ¿Acaso sabe ella cuánto cuestan los huevos, la mantequilla o el trigo? Solo por eso, ya la he superado».
Durante su aprendizaje, Mona se dio cuenta de que las abstractas enseñanzas de su maestra servían para explicar las leyes que gobernaban la existencia de todas las cosas.
Los corazones de la gente se guiaban por estas leyes y, si uno tenía las habilidades de cálculo necesarias, podría entender todos los misterios del mundo. Mona creía que esto era cierto, pero cuando tuvo que ponerse en marcha por su cuenta y vivir el día a día, empezó a dudar.
No todo el mundo era rico y vivía una vida acomodada. Algunos no tenían ni para comer ni para vestir, y no vivían muy distinto a como lo hacían los mendigos. Entonces, un día, un aventurero que conoció a Mona mientras buscaba frutas y verduras para comer compartió la mitad de su comida con ella.
«Tenemos que ayudarnos mutuamente».
Aquello no era algo que estuviera inscrito en esos supuestos «principios del mundo», ni tampoco muchas otras cosas que Mona encontró en sus viajes: la honestidad de los ladrones, los cambios en la forma de ser de los bandidos, el valor de los cobardes, las buenas acciones de las personas malvadas…
Mona comenzó a tener dudas, pero también sintió que ese mundo era el más real.
Cuando ella y sus pensamientos volvieron a estar a solas bajo las estrellas, cayó en cuenta de que sus investigaciones contenían muchos fallos.
Tal vez tendría que seguir investigando los principios del mundo durante el resto de su vida.
El diario más importante de la Corte de Fontaine, <<Pájaro de vapor>>, tiene muchas secciones destacadas que contienen todo tipo de noticias y rumores de todos los rincones de las Siete Naciones.
La sección para la que escribe Mona es conocida como «Todo sobre la astrología», una columna dirigida específicamente a aficionados y profesionales del sector. El hecho de que ella consiguiera esta oportunidad fue pura casualidad.
Cuando el anterior columnista viajaba por el mundo, escuchó hablar de una extraña astrólogo por cuya curiosidad se interesó mucho el escritor, que decidió ir a buscarla.
Tras hablar con ella, sintió un gran respeto por Mona.
El escritor estaba a punto de retirarse y, al ver que Mona necesitabas los Moras, quiso ayudarla recomendándola al editor jefe de <<Pájaro de vapor>>. Cuando Mona escribió su primera columna, titulada «Introducción a la astrología», esta sección del diario, conocida hasta aquel momento por ser fácil de entender, cambió de tono considerablemente.
Sus temas solían girar en torno a la discusión del movimiento de los cuerpos celestes y otros temas muy complejos. Además, abundaban las citas de fuentes académicas, las notas a pie de página y a veces incluso los mapas estelares dibujados a mano.
Al editor jefe le preocupaba que el enfoque de Mona fuera demasiado académico. ¿Sería bien recibido por los lectores frecuentes de la columna? Al final, resultó que tanta preocupación fue en vano. La editorial recibió una gran cantidad de cartas que decían cosas como:
«Guau, esta sección es increíble. No entiendo casi nada, pero me parece muy interesante. Me declaro fan de la Astróloga Mona Megistus».
Después que le permitieran seguir enviando sus manuscritos al diario, Mona por fin pudo respirar tranquila.
Para celebrarlo, usó su primer sueldo para comprar la última edición de un planetario al que había echado el ojo hace tiempo.
Para Mona, que su Visión le fuera otorgada por los dioses no significa nada.
Sin embargo, no por eso considera que esta sea un «órgano externo adyacente al cuerpo con poderes mágicos». Tner poder siempre es algo bueno, pero, en comparación con la gran y gloriosa verdad del universo, la fuerza de combate era un concepto insignificante para ella.
Los dioses también están sujetos a las reglas de este mundo, cuya verdad última, oculta en medio del mar de estrellas, busca Mona incansablemente.
Aunque una Visión es la muestra de aprobación de los dioses y una enorme fuente de fuerza, Mona nunca mostrará una actitud de idolatría o veneración hacia ella.
Sin embargo, a pesar de no tener ningún uso práctico, es algo que atesora en su corazón.
Fue algo que le regaló su maestra como ayuda para enseñarla más cosas, y lo único que conserva del tiempo que pasó junto a ella.
Esa época es un recuerdo lejano que conserva con mucho cuidado. Aquel material de ayuda didáctica tan bien elaborado la acompañó a todas partes, como el accesorio que más usa una doncella.
Así será hasta que llegue el día en que una Visión de ella misma pase a vivir en ese viejo material de ayuda para estudiar…