« Tartaglia es un sujeto imprevisible proveniente de las tierras de Snezhnaya. No hace falta adivinar cuáles son sus intenciones. Solo hay que tomar esto en cuenta: detrás de esa apariencia inocente e infantil, se esconde una máquina de guerra precisa y perfecta. »
Tartaglia tiene el pelo naranja corto y entrecortado y ojos azules apagados. Lleva una máscara Fatui roja quitada a un lado de su cabeza. También lleva un pendiente de cuentas con un cristal rojo en la oreja izquierda.
Viste una chaqueta gris con detalles en rojo oscuro y gris claro, pantalón gris y botas y guantes negros. Su chaqueta se deja desabrochada al final para revelar un cinturón, al que está sujeto su Visión Hydro, y usa guantes cortos que dejan al descubierto la muñeca. En cambio, se sostienen con botones, con el borde exterior decorado con un símbolo negro. También usa un estandarte rojo que cruza su pecho y sobre su hombro izquierdo, que se infunde con un tenue efecto Hydro cuando está en la postura cuerpo a cuerpo de su Habilidad elemental: Legado del mal: Olas furiosas
Durante la batalla de la Casa Dorada, Tartaglia usa su Engaño a la derecha de su Visión en el centro de su cinturón, y luego mueve su Visión a la ranura vacía en su pecho derecho cuando activa completamente la Transformación del Legado del Mal.
Tartaglia se describe a sí mismo como «una especie de chico malo», pero no del tipo que quiere causarle problemas al Viajero, si no de los que viven por la emoción de una pelea y causar destrozos.
Cuando era niño, originalmente estaba asustado y vacilante, pero secretamente deseaba convertirse en un aventurero mientras escuchaba las aventuras de su padre. Después de caer en El Abismo, reunirse y entrenar con Skirk, se convirtió en el guerrero sediento de sangre que es hoy. Es seguro de sí mismo, extremadamente solipsista y descarado, y disfruta de la sensación de estar vivo. Un guerrero de corazón, busca constantemente formas de fortalecerse, sin importar qué métodos use o cómo obtenga ese poder. Anhela el combate y se emociona al luchar contra enemigos particularmente poderosos, incluso si eso significa que muere en el proceso, y usa arcos porque es más débil con ellos, lo que hace que sus victorias con ellos sean aún más emocionantes.
Debido a su orgullo, Tartaglia es extremadamente confiable en el cumplimiento de las tareas que se le encomiendan, sin importar cuán difíciles sean o cuánto vayan en contra de sus valores. Combinado con su naturaleza sencilla, esto lo hace fácil de manipular. A pesar de que no le gusta cómo su plan podría dañar potencialmente a inocentes, lo pone en marcha para cumplir su misión, solo para descubrir que estaba destinado a fallar como parte de un plan aún mayor del que no estaba al tanto, para su consternación.
Entre el resto de los Heraldos, Tartaglia es un bicho raro. Mientras que el resto de heraldos utilizan operaciones clandestinas y permanecen detrás de escena, Tartaglia prefiere estar al frente y al centro. Además de su ansia de batalla y tendencia a causar estragos, es una figura pública conocida por asistir a reuniones sociales e, incluso, participa como actor en obras de teatro. Como resultado, sus compañeros de trabajo desconfían de él, mientras que él los desprecia por sus esquemas y métodos «intangibles». Esto lo demuestra cuando le dice al Viajero que no es fanático de los métodos de La Signora, y parece pensativo cuando el Viajero menciona el incidente de Mondstadt como motivo para desconfiar de él. Dicho esto, solo recurre a tales métodos cuando debe, porque prefiere enfrentarse a sus enemigos en un combate uno a uno en lugar de atraerlos a las trampas.
Si bien Tartaglia parece ayudar al Viajero en la superficie, también los está usando para sus propios fines: hace que Ekaterina escuche a escondidas sus conversaciones para poder averiguar, a través del viajero, el verdadero objetivo de las 7 Estrellas de Liyue.
Tartaglia es bastante seguro de sí mismo y un poco descarado; dice que usa arcos porque es el arma en la que está más débil, lo que lo hace aún más emocionante cuando derrota a oponentes poderosos con él. No piensa mucho en tirar su dinero, incluso se ofrece en broma a dejar que el Viajero robe el Banco del Reino del Norte si eso lo pone en sus buenas gracias.
A los que le importan, se dedica de todo corazón a ellos. Es completamente leal a la Zarina y la tiene en alta estima, viéndose a sí mismo como su arma de guerra. También se preocupa profundamente por su familia; envía dinero, regalos y cartas a casa con frecuencia. También está orgulloso de sus tres hermanos y los adora con frecuencia, especialmente Teucer. También ve al Viajero con una visión favorable, en comparación con sus compañeros de trabajo que los han conocido hasta ahora.
Le gusta pescar, habiendo llegado a apreciar mucho este hobbie antes de su drástico cambio. Incluso entonces, continúa pescando, pero como una forma de meditar, perfeccionando su resistencia y contemplando sus técnicas de combate. No tiene preferencias ni disgustos en cuanto a lo que come, afirmando que un verdadero guerrero no debe descuidar lo que come de una manera similar al arma que usa.
Como el miembro más joven de Los Once en toda la historia de los Fatui, Tartaglia tiene todo el derecho de hacer lo que quiera.
Aunque este lobo solitario no es tan bien recibido por sus compañeros y tampoco está de acuerdo con sus métodos, es un joven responsable y diligente que desprecia las formas caballerescas de los Fatui.
Es una persona orgullosa y que cumple con su palabra. Aunque haga una promesa absurda, nunca la romperá.
Ya sea exterminar a todos los dragones de una guarida, aventurarse en Dominios extremadamente peligrosos o apoderarse del territorio de un noble sin ayuda de nadie, Tartaglia no solo cumple su palabra, sino que también lo hace con exactitud y precisión, igual que un cirujano con su bisturí.
Estando a la vanguardia de Los Once, a Tartaglia siempre se le puede encontrar en territorios enemigos de Snezhnaya al acecho, antes de que estalle el caos.
Entre los muchos mitos de Snezhnaya, se dice que Tartaglia ha luchado en el campo de batalla desde que tenía 14 años.
Sorprendentemente, incluso a esa edad, ya parecía dominar el manejo de todas las armas y habilidades de combate.
Su gran habilidad va acompañada por su pasión por la batalla.
Disfruta los combates arriesgados, y tiene una sed insaciable por pelear con oponentes poderosos.
Su arrogancia, no obstante, está respaldada por su amplia experiencia en combate y sus habilidades excepcionales.
Sin embargo, preocupado por que su personalidad bélica pueda meterlos en problemas, el resto de Los Once intenta enviarlo a misiones lo más lejos posible de Snezhnaya por el bien de todos.
Lo más curioso es que siempre parece estar en el centro del caos y los conflictos.
Sus extraordinarias experiencias y su ansia por ser elogiado continuamente hacen que sea bastante engreído.
A diferencia de los otros miembros más discretos de Los Once, Tartaglia suele ver espectáculos públicos y, a veces, incluso participa en dichos eventos.
La pesca sobre hielo ha sido uno de los pasatiempos de Tartaglia desde que era pequeño.
En aquel entonces, no se llamaba»Tartaglia» o «Nobile». Se llamaba Ajax, un nombre que le puso su padre en honor al héroe de una historia de aventuras.
Él y su padre solían pescar juntos sentados frente a un agujero en un lago congelado.
La pesca sobre hielo no era una tarea fácil. A veces les podía tomar toda una mañana.
Sin embargo, ya fuera mientras hacían agujeros en la superficie de un lago congelado o mientras esperaban pacientemente a que los peces mordieran el anzuelo, su padre siempre lo acompañaba contándole sus muchas historias de aventuras de cuando era joven.
El joven Ajax se veía a sí mismo como un aventurero, por lo que prestaba atención a cada pequeño detalle y siempre se ponía en el lugar del protagonista para prepararse para su futuro.
Incluso después de empezar a vivir separado de su familia, la pesca sobre hielo seguía siendo su pasatiempo favorito, ya fuera Ajax, Tartaglia o Nobile.
Lo que cambió fue que sus días de pesca ya no estaban acompañados de historias, sino de entrenamiento de resistencia y meditación para reflexionar sobre técnicas de lucha.
Tras tantas horas de meditación, ya no le importaba si pescaba algo o no.
A diferencia de lo que el mundo pueda pensar, Tartaglia no nació con sus excepcionales habilidades de combate.
Las aprendió en un momento clave de su vida, pero eso es algo que nunca le cuenta a nadie.
Cuando tenía 14 años, se escapó de casa con solo una espada corta y una bolsa de pan para huir de su monótona familia.
Se perdió dentro en un bosque nevado y, al ser perseguido por una manada de osos y lobos, cayó en un agujero sin fondo.
Allí, vio un mundo antiguo de infinitas posibilidades y se encontró con un misterioso espadachín. O más bien dicho, el reino de la oscuridad se había fijado en este ambicioso joven.
Después, cuando se convirtió en Nobile de Los Once, nunca más pudo averiguar la verdad detrás de esa oscuridad.
Durante los 3 meses qué estuvo allí, el espadachín le enseñó a moverse libremente a través del abismo.
Y más importante aún, alimentó su capacidad innata de provocar conflictos.
Nadie sabe qué le sucedió a Ajax durante el tiempo que pasó en la oscuridad, pues sus labios permanecen sellados al respecto.
Cuando su madre y su hermana finalmente lo encontraron dentro del bosque, solo habían pasado 3 días en la tierra.
Aún conservando su oxidada espada corta, Ajax había completado la primera aventura de su vida.
Esto marcó el final de su adolescencia y su comienzo como guerrero.
Cuando regresó a casa, el joven ya no era el mismo.
Ya no estaba asustado ni indeciso, sino que se había vuelto frívolo y confiado.
Actuaba como si este mundo girara en torno a él, y como si la guerra existiera por y para él.
Los conflictos provocan cambios, y este cambio caprichoso e impredecible atrajo a Ajax como un hipnótico caleidoscopio.
A ojos de su padre, su tercer hijo y por quien tanto se preocupaba, había cambiado para peor y provocado estragos innecesarios en su pacífica vida en la costa.
O quizás sería más exacto decir que Ajax se había vuelto una persona muy problemática, porque fuera adonde fuera, había peleas y disputas, con las que él se deleitaba.
Hasta que un día, después de una violenta pelea en la que hubo incluso víctimas, su padre no tuvo más que entregar a su querido hijo como recluta de los Fatui.
Esperaba que el estricto entrenamiento militar de los Fatui pudiera afinar su temperamento, pero Ajax acabó venciendo a todos los soldados, que iban completamente armados, y haciéndoles huir.
Esto fue una gran decepción para su padre, pero también llamó la atención de Pulcinella, el número siete de Los Once.
Conmocionado por la gran fuerza de Ajax, e interesado en cómo este se convirtió en el centro de la discordia, Pulcinella metió a Ajax en los Fatui el pretexto de «imponerle un castigo» y obligándolo a comenzar desde abajo y a aceptar el deber de servir a la Arconte Cryo.
Sus insaciables deseos de victoria siempre estarían saciados si luchaba con los Fatui, y su ego, en constante aumento, se alimentaría de la euforia de vencer a poderosos enemigos.
Hasta que por fin, Ajax fue elegido para ser uno de Los Once de los Fatui bajo el nombre de Tartaglia «Nobile» y convirtiéndose en una de las personas más poderosas de Snezhnaya.
Pero convertirse en Tartaglia no era su objetivo final. Para alguien que buscaba conquistar el mundo, aquel solo era un pequeño paso en su largo viaje.
«Querida hermana, ¿están todos bien en casa? ¿Ha mejorado el dolor de cabeza de papá?
Por favor, saluda de mi parte a papá, mamá y nuestros hermanos.
He enviado unos medicamentos para el resfriado y el dolor de cabeza desde el puerto de Liyue.
Son muy eficaces, y seguramente evitarán que se queje constantemente si enferma. Deberían recibirlos en unos días.
Aparte de para papá, no me he olvidado de los regalos para todos ustedes.
Esta carta debería llegarles con dos cometas de Liyue, un tambor de cascabel, dos muñecos de porcelana de Inazuma y una caja llena de comida.
Y, por favor, dile a Anthon que los residentes de Liyue son humanos como nosotros, no personas de piedra.
Tampoco comen piedras, eso no tendría ningún sentido.
No te preocupes por mí, Tonia, y no causes muchos problemas a nadie. Pronto llegaré a casa.
Cuando haya entregado a las Siete Estrellas de Liyue a Su Majestad la Zarina, tomaré un barco para ir a casa, tal como prometí, y tú sabes que yo siempre cumplo con lo que digo.
Atte.: Tu caballero más leal».
ENGAÑO
El Engaño de Tartaglia es su insignia de honor más antigua, así como la prueba de su fuerza.
Aún recuerda claramente el día en que lo recibió y ascendió para convertirse en uno de Los Once.
Pedrolino, el primero de los Fatui, le puso esta insignia personalmente ante la fría y severa Zarina.
Fue la recompensa de Tartaglia por matar a terribles bestias y el recuerdo de haber luchado en innumerables batallas.
Pero esto no le trajo alegría, ya que el honor es la recompensa propia de un guerrero.
Ni tampoco prestó atención a las extrañas miradas con las que lo miraban sus nuevos «colegas», ya que las opiniones y críticas de los demás no significaban nada para él.
Lo que realmente conmovió al joven fue ver a la Zarina en su gran trono. Esto le llenó de respeto y admiración por ella, ya que era quien le había mostrado el camino hacia el sinfín de batallas y quien lo miraba de la manera más especial.
Su mirada era fría y pura, arrogante y afilada. No solo era la celestial Arconte Cryo, sino también una guerrera de verdad.
Así, tras recibir su Engaño, Nobile juró lealtad a la legítima Zarina de Snezhnaya.