Thoma es, actualmente, el principal sirviente del Clan Kamisato y tiene un cierto nivel de asociación con los hermanos Kamisato, así como una gran red de contactos en Ritou debido a la ayuda que presta a los extranjeros para sobrevivir.
Thoma es un joven con cabello rubio corto y desordenado y ojos verdes.
Lleva una chaqueta roja con una camisa negra debajo. Lleva una Visión Pyro en su cinturón. Porta una diadema de metal negro con detalles dorados en la cabeza.
En términos de su personalidad, es muy observador con la gente, un compañero bastante maduro y suele de manera relajada y despreocupada. Ayuda a los extranjeros varados en Inazuma e impide que las autoridades locales abusen de ellos.
Thoma tiene por naturaleza un temperamento excelente.
Ya sea con nobles, dignatarios o comerciantes ambulantes, siempre encuentra
el momento de unirse a la conversación para charlar alegremente.
Gracias a sus magníficas habilidades sociales, ha conseguido una amplia red
de contactos en Inazuma. Cuando llegó a esta nación, hizo amigos de todos
los sectores profesionales gracias a su propia intuición y habilidades de
comunicación. Más tarde, mucha gente empezó a querer conocerlo.
Cuanta más gente conozcas, más recursos obtendrás. En este sentido, Thoma
obtiene información de primera mano por medio de estas personas, o
simplemente realiza sigilosamente ciertos intercambios comerciales
favorables para la Comisión Yashiro.
Ahora bien, aunque Thoma tiene una enorme red de contactos, jamás la ha
usado en beneficio propio, ni tampoco ha obligado a nadie a hacer nada en
nombre de la Comisión.
Sociabilidad, un juicio preciso y unos métodos perfectos; esas son las
razones por la que a Thoma le ha ido tan bien en Inazuma.
Algo que sorprende a todo el mundo es que, para el atractivo y alegre
Thoma, los animales adorables son absolutamente irresistibles.
Cuando sale a la calle, siempre lleva consigo algo de comida de animales
para alimentar a los gatos y perros callejeros.
Verlos comer con tanto gusto es algo que siempre le saca una sonrisa.
Y es que Thoma cree que, igual que él, los animales también son una parte
de este mundo.
Aunque no parezcan muy llamativos para el ojo humano, ellos también están
intentando vivir.
“Mientras vivas, siempre podrán suceder cosas buenas”. Esto es algo que
siempre ha pensado Thoma.
Aunque estos animales no hayan tenido buena suerte, él espera que su
presencia suponga algo bueno y digno de celebrar para ellos
Como amo de llaves del clan Kamisato, Thoma es omnipotente en cuanto a
tareas domésticas se refiere.
Limpiar, cocinar, coser, ser jardinero, enfermero o sociabilizar… Todo
puede hacerlo con facilidad.
Para él, las labores del hogar no solo son su trabajo y su deber, sino
también su afición.
Siempre limpia la casa hasta dejarla como nueva y asegurándose de que no
quede ni una mota de polvo en ninguna barandilla. Al ver la sede de la
Comisión limpia y ordenada, Thoma se siente tranquilo.
Tal vez sea porque disfruta de la sensación que le causa haber limpiado,
pero siempre que tiene la oportunidad, agarra una escoba o un plumero y se
pone a limpiar toda mancha que ve.
A Thoma también le importa mucho la vida diaria de sus compañeros de
trabajo.
Hubo un invierno en el que las temperaturas descendieron drásticamente en
Inazuma, por lo que cuando el guardia de la Comisión Yashiro salió a
patrullar, se resfrió. Unos días después, recibió un suéter tejido
personalmente por Thoma.
La talla era perfecta, lo que le recordó a cuando su madre le enviaba ropa
que ella misma hacía. Sin embargo, ahora que era mayor, hacía tiempo que el
guardia no recibía ropa de la madre.
Con esto en mente, se tomó unos días de vacaciones para volver a su hogar
natal a visitar a su familia. Cuando regresó a la Comisión, le regaló a
Thoma unos productos típicos de su tierra, con lo que ambos se hicieron
buenos amigos.
El padre de Thoma es de Inazuma y su madre, de Mondstadt, lugar donde él
creció y donde, desde pequeño, se acostumbró a un ambiente libre y alegre.
Es por esto por lo que siempre le resulta fácil integrarse entre la gente.
Desde pequeño, también fue educado por su padre con un especial énfasis en
la lealtad.
Cuando su padre volvió a Inazuma, a Thoma le preocupaba que nunca más
pudiera beber el vino de Mondstadt, por lo que fue en bote hasta Inazuma
cargado de vino de diente de león.
En el camino, una ola gigante volcó la embarcación y Thoma cayó al agua.
Por fortuna, flotó inconsciente hasta llegar a una playa de Inazuma.
En aquel entonces, Thoma no tenía nada ni nadie, pero aun así comenzó con
alegría su nueva vida en aquella nación.
Se esforzó mucho, pero desgraciadamente no encontró a su padre, que en
teoría debía estar allí.
Sin embargo, en su momento más difícil, Thoma conoció en Inazuma a una
persona digna de su lealtad.
Puesto que Thoma tiene sangre extranjera, los habitantes de Inazuma suelen
considerarle un forastero.
A pesar de las miradas y chismes sobre su persona, nunca se ha sentido
molesto por ello, sino que siempre sonríe cuando alguien duda de él.
Es bien sabido por toda la Comisión Yashiro que Thoma es la persona que
mejor temperamento tiene, pero fuera de ella, es totalmente distinto.
“¡No ofendas a Thoma! Si no, será difícil encargarse de este asunto”.
Nadie sabe cuándo comenzó este rumor, pero ha circulado por tanto tiempo
que mucha gente lo cree cuando lo oye por primera vez.
En cuanto a aquellos que han tenido algún encontronazo con Thoma, el simple
hecho de mencionar su nombre les infunde miedo:
“¡No te dejes engañar por ese mozo! Siempre lleva una sonrisa afable en el
rostro. Lo único que hice fue estafarle una pequeña cantidad de dinero a la
Comisión Yashiro, y entonces él…”
Así es. Si alguien se atreve a dañar los intereses de la Comisión o a
faltarle el respeto a los hermanos Kamisato, Thoma hará que el culpable
pague el precio que debe.
Para él, esto no es más que su trabajo y su deber, pero no le gusta
alardear de sus logros. En caso de recibir alguna crítica, tampoco se
justificará en exceso.
“*Suspira*, ¿a quién le importan estas trivialidades? Además, da igual el
tipo de persona que sea yo siempre y cuando quien deba saberlo lo sepa”.
Thoma ha “conquistado” muchos lugares con su plumero favorito.
Como lo ha usado durante tanto tiempo, aunque lo limpie y lo cuide, siempre
tiene un aspecto viejo y gris. Aun así, Thoma no puede separarse de él.
Lo recibió la primera vez que hizo una limpieza en la sede de la Comisión
Yashiro, por lo que, cada vez que lo ve, se acuerda de aquella época alegre
y de mucho trabajo.
En aquel entonces, el inexperto Thoma aún no conocía ni dominaba las
distintas técnicas de limpieza, así que estaba hasta bien entrada la noche
ocupado con las tareas de limpieza y organización.
Mientras, lo acompañaban la luz de la luna sobre su cabeza, el canto de los
insectos y el sonido del plumero al chocar contra las vigas de la casa.
Hay muchos tipos de limpieza, desde una simple hasta una a fondo, y Thoma
ya tiene experiencia con todas ellas.
Al principio, le parecía un trabajo aburrido, pero cuando se acostumbró a
él, se dio cuenta de que podía pensar con más tranquilidad mientras
limpiaba.
Por ello, a día de hoy, Thoma suele usar su plumero para trabajar. Así,
mientras limpia toda mota de polvo que encuentra, también limpia las
preocupaciones que nieblan su cabeza hasta quedarse sereno y relajado.
Cuando aún era pequeño y vivía en Mondstadt, Thoma no tenía ninguna
aspiración en particular.
Se levantaba con la luz del sol matinal y la fragancia de las flores
frescas. Después de desayunar, a veces caminaba tranquilamente por la
ciudad o exploraba la naturaleza con libertad.
Para el Thoma de aquel entonces, las personas debían poder experimentar la
felicidad de una vida tranquila. Tal vez lo mejor sería vivir sin
preocupaciones.
Pero este relajado temperamento desapareció cuando se vio en una nación
extraña tras haber sido arrastrado por las olas a través del océano en un
pequeño bote.
Una vez allí, le tuvo que pedir un favor a una persona para poder
sobrevivir, y entonces en su interior surgió el pensamiento de la
“reciprocidad”.
Hace diez años, cuando el clan Kamisato de la Comisión Yashiro estaba
perdiendo su poder, Kamisato Ayato, envuelto en la disputa por la sucesión
del clan debido a la muerte de sus padres, le dijo a Thoma:
“Inazuma vive una situación incierta y la Comisión Yashiro solo verá cada
vez más problemas. Eres alguien capaz de ver lo que está en juego, así que
si no quieres verte envuelto en todo esto, será mejor que te vayas cuanto
antes”.
Sin embargo, después de haber recibido tal favor por parte del clan
Kamisato, ¿cómo iba Thoma a irse así como así? Si lo hacía, significaría
que tendría que volver a su vida normal y tranquila, pero lleno de culpa y
arrepentimientos.
La tormenta era inminente y Thoma era como una hoja a la deriva en el mar.
Pero tras pensarlo mucho, respondió:
“Si me voy ahora, no demostraría mi lealtad, y mi padre me enseñó a ser
leal. Por ello, me gustaría ayudarle a usted, joven amo, y a la señorita.
Me necesitarán como ayudante para el camino que tomarán en el futuro”.
Esa ferviente voluntad por ser leal forjó una gran ambición en Thoma y
atrajo la mirada de los dioses.
Como respuesta a su elección, en esa noche de destinos divergentes, al lado
de Thoma apareció una ardiente Visión de color escarlata.