El nombre de Yoimiya es famoso en todo Hanamizaka.
¿El motivo? Es la mejor pirotécnica de Inazuma y se la conoce como la “Reina del Festival de Verano”.
Yoimiya heredó el negocio familiar de los Naganohara y ofrece a los ciudadanos una experiencia sin igual con sus espectaculares fuegos artificiales.
Además de ser artesana, también es la heroína de muchos niños, ya que siempre tiene una solución para sus problemas.
Ya sean espejismos creados por sus temores o las sombras de la cruda realidad, todos se disipan gracias a la magia estrellada de los fuegos artificiales de Yoimiya.
Los niños no son los únicos a los que ayuda: Yoimiya echa una mano a cualquiera que le cuente sus problemas y se esfuerza al máximo para resolverlos.
Espléndidos fuegos artificiales, un cálido brillo y chispas entusiastas; todas danzan en las manos de Yoimiya. Su encantadora sonrisa siempre anima a los que se cruzan con ella e ilumina su camino.
Yoimiya tiene cabello rubio, ojos dorados y usa un vestido rojo con una enorme cinta roja detrás de su espalda. También es portadora de varios tatuajes rojos y morados; una pequeña flor sobre su pecho izquierdo y un pez dorado con dos flores más sobre remolinos de color púrpura en su brazo derecho. Se ven vendajes cubriendo el lado izquierdo de su pecho y brazo, junto con parte de su pierna derecha. Lleva un guante sin dedos en la mano izquierda.
Yoimiya, como el resto de su familia, es amada por la gente de la ciudad de Inazuma por los fuegos artificiales que crean. Al igual que su padre, Yoimiya se dedica al negocio familiar y afirma que la felicidad de sus clientes es la primera prioridad por encima de todo. Este servicio ha acumulado una base de clientes masiva pero leal que están dispuestos a ayudarla con cualquier problema que pueda encontrar.
Ella es amada por los niños debido a su acercamiento amigable y práctico con ellos, ya que desea mantenerlos felices para que no tengan que lidiar con las duras realidades de Inazuma por el momento. Es una oradora algo rápida y, a pesar de ser la principal proveedora de fuegos artificiales, también se sabe que es bastante imprudente y desprevenida, ya que los bomberos de la ciudad la regañaron en numerosas ocasiones y Amenoma Tougo señaló que siempre hace preparativos de última hora.
Como muchos otros portadores de Visión, Yoimiya disfruta de su Visión Pyro, ya que la ayuda con el negocio y no podía imaginar una vida sin uno. Aunque no apoya el Decreto de captura de Visiones, todavía adora a Baal.
Para las gentes de Inazuma, los fuegos artificiales son el símbolo del verano.
Los diversos festivales que se celebran en momentos fijos se componen de varios eventos, y los fuegos artificiales son la única constante.
Hace más de un siglo, la Comisión Yashiro organizó una exhibición de fuegos artificiales con el tema de “conmemoración”.
Los fuegos artificiales que se lanzaron fueron creados por los mejores pirotécnicos de la nación, y ese fue el origen del espectáculo de pirotecnia de Naganohara.
A partir de entonces, los fuegos artificiales se convirtieron en algo común y el espectáculo de pirotecnia de Naganohara se transformó gradualmente en un evento en el que todo el mundo podía participar.
Durante el festival, cada persona puede encender su fuego artificial favorito, y el dueño de la Pirotecnia Naganohara escoge el momento adecuado para comenzar un espectáculo fastuoso.
El año en el que Yoimiya se hizo cargo del negocio, su primera exhibición ya dejó a todos con la boca abierta.
La noche antes del festival, Kamisato Ayaka le dijo a Yoimiya: “Su Excelencia en persona estará contemplando los fuegos. ¿Por qué no añades el emblema Electro?”
“Jaja, ¡ya verás!”, respondió Yoimiya con mucha confianza.
Antes de que comenzara el espectáculo, Yoimiya recorrió todos los rincones de la ciudad y colocó miles de morteros en cada esquina y cada recoveco. En el clímax del festival, los chispeantes fuegos artificiales formaron en el cielo un pergamino en el que se dibujaba la ciudad de Inazuma.
Pero Ayaka no vio el emblema clave por ningún sitio, y se preguntó si Yoimiya habría cometido un error.
Solo tras hablar con Yoimiya, Ayaka descubrió que la imagen de Inazuma en el firmamento contenía un ángulo trucado.
Si se miraba desde Tenshukaku, los fuegos artificiales formaban una imagen enorme, nítida y ordenada del emblema de la Shogun Raiden con unas enrevesadas decoraciones al lado.
Por supuesto, ¿cómo podría Yoimiya equivocarse en un espectáculo pirotécnico? De esta forma, se ganó los halagos tanto del pueblo como de la Shogun Raiden, y esta fiesta se convirtió en un clásico atemporal grabado a fuego en las memorias de innumerables personas.
Mientras Yoimiya esté, los veranos de Inazuma no se quedarán sin sus gloriosos fuegos artificiales, y de esta forma obtuvo su apodo: “Reina del Festival de Verano”.
A todo el mundo le gustan los fuegos artificiales de Naganohara, y en la tienda siempre se trabaja a pleno rendimiento. Por este motivo, muchos no se atreven a ir si no tienen una razón de peso, para evitar entorpecer el trabajo.
Pero con Yoimiya es justo al contrario, ya que charlar es su otra gran pasión. De hecho, si no tiene a nadie con quien hablar, le cuesta concentrarse.
Si charlar con el cliente es la forma que tiene Yoimiya para “comprender su estado de ánimo y su forma de pensar, y así poder crear los mejores fuegos artificiales”, sentarse con él a tomar el té y hablar una vez que ya ha entregado el pedido es su forma de recompensarse. A veces, si eso no es suficiente, también entabla conversación con los vecinos cuando vuelve a casa, les obsequia con pequeños regalos y recibe una cesta de dulces a cambio…
Cuando conversa con los demás, Yoimiya siempre logra un equilibrio perfecto entre hablar y escuchar.
Nunca habla de más, no se mete en asuntos ajenos y no da la sensación de ser fría o demasiado interesada. Tras terminar el té y la charla, todos se van de buen humor.
Sus vecinos son gente corriente y sus vidas no tienen precisamente nada de extraordinarias. En ocasiones, la misma noticia la cuentan distintas personas una y otra vez, pero a Yoimiya no le molesta.
Lo que le gusta es el proceso de hablar con otros, e incluso si cuentan lo mismo, cada uno tendrá un punto de vista diferente.
Después de hacerse cargo de la tienda de pirotecnia, las relaciones de Yoimiya con sus vecinos mejoraron aún más. Muchas personas mayores la consideran una vieja amiga y a menudo la invitan a sus hogares para rememorar festivales pasados. Los padres de mediana edad le piden que actúe como mediadora en su relación con sus hijos y la obsequian con pequeñas anécdotas de la vida diaria. Los jóvenes tratan a Yoimiya como si fuera su hermana y la ayudan a transportar los pesados materiales que necesita para su trabajo con la esperanza de que acabe temprano y vaya a jugar con todos los niños.
Yoimiya lo resume de esta manera: “Creo en el poder de las palabras. ¡No hay nada que no pueda resolverse hablando!”.
Los artesanos en pos de la perfección son con frecuencia serios y disciplinados, pero Yoimiya es la excepción, pues trabaja cuando quiere y toma descansos no programados.
A veces incluso tiene que quedarse trabajando por la noche cuando se le va el día charlando. Pero al amanecer se encarama a las alturas para ver la salida del sol con la sensación de haber hecho un buen trabajo. Al observar las nubes anaranjadas, Yoimiya a menudo obtiene la inspiración para crear en su mente toda clase de nuevos fuegos artificiales, incluso mientras se está quedando dormida…
Sus vecinos la han encontrado varias veces dormida en aleros de tejados, ramas de árboles e incluso una noria de agua parada. En ocasiones se cae mientras ve cómo se alejan ante sus ojos esos dulces sueños y chispas doradas.
Por fortuna, nunca se ha lastimado en uno de estos incidentes, pero siempre acaba con cortes y arañazos, y por eso aprendió a curar heridas.
Otras veces, Yoimiya duerme hasta la medianoche y termina todos sus asuntos antes de salir a dar un paseo.
Tal vez vaya en busca de una aventura inesperada o de una prueba de valor. Si algún amigo está interesado, quizás lo llame; si prefiere estar sola, se irá por su cuenta.
Vivir a su manera le da una sensación de libertad. En cuanto a los demás, pueden encontrársela en cualquier momento y lugar. Yoimiya disfruta de esta libertad y a menudo dice que es lo que ha dado sabor a su vida.
Por supuesto, la noche antes de las celebraciones se contiene. Durante estos eventos tan importantes, sus “negocios oficiales”, no puede cometer ningún error.
Además de vender fuegos artificiales, Pirotecnia Naganohara también vende varios recuerdos intrincados. Se puede decir que esta es la segunda profesión de Yoimiya.
Todo tipo de baratijas adornan las estanterías: algunas de ellas importaciones exóticas de Beidou que luego se modificaron y se convirtieron en artesanías muy distintivas, y otras son obras de práctica creadas durante ráfagas de inspiración explosiva de Yoimiya.
Desde las piedras de colores que florecerán al chocar unas con otras, las peonzas que gorjean como aves al girar, la libélula de neón que cambia de tonalidad al ascender en el aire, y el carro escaradiablo algo fallido… Todos estos juguetes están inspirados en los pequeños juegos de la gente común.
No solo son populares entre los niños, sino que también son muy queridos por los adultos. Incluso Arataki Itto, el jefe de la Banda de Arataki, viene a comprarle recuerdos especialmente fabricados, que luego lleva para ir a desafiar al que ha bautizado como su némesis.
Los recuerdos de Yoimiya no son solo juguetes. Con un poco de reflexión, pueden ser muy útiles en la vida cotidiana. El ejemplo más clásico es la bobina de Katydid, que es un anillo que puede contener una variedad de productos inflamables y especias. Cuando se enciende y se cuelga en verano, puede utilizarse para repeler a los mosquitos.
Mucha gente ha acudido a pedir ayuda a Yoimiya por su excelente artesanía. Y aunque ella protesta diciendo: “Oye, esto es una tienda de fuegos artificiales, no una tienda de todo. Ni siquiera yo puedo hacerlo todo”, aun así se esforzará por ayudar, aunque sus ganancias de todo el día solo alcancen para comprar unos cuantos aperitivos. Además, disfrutará de todo ello: al fin y al cabo, todo el mundo en Hanamizaka es su amigo.
“De arcoíris a fuegos artificiales, con mis deseos en su interior, suben al cielo como zorzales, y en la noche muestran su fulgor.”
Esta tonadilla sin nombre es muy antigua. En los últimos años, los niños confundieron su significado y pensaron que quería decir que, si le llevaban sus tesoros relucientes a Yoimiya, ella se los cambiaría por fuegos artificiales, y que si los encendían, su deseo se haría realidad en algún momento.
De este modo, los niños de Hanamizaka salían a buscar tesoros mientras canturreaban esta canción y luego se los llevaban a Yoimiya con sus caritas llenas de expectación.
Al principio, Yoimiya se preocupó, pero tras oír la interpretación que los niños habían dado a la canción, aceptó gustosa sus peticiones y añadió su propio giro a la letra: los “arcoíris” no solo se referían a tesoros relucientes, sino a cualquier cosa que ella considerara lo suficientemente brillante. Ya fueran piedrecitas del campo o fragmentos de conchas marinas, ella los aceptaría y les daría hermosos fuegos artificiales a cambio.
Si los niños le llevaban algo valioso de verdad, ella decía que era demasiado ordinario y salía con ellos a buscar al dueño de ese objeto perdido.
Pero en realidad no importaba si los tesoros eran brillantes o no. La clave era que los niños estaban convencidos de que los “arcoíris” se podían cambiar por “fuegos artificiales”.
Aunque algunos lo considerarían algo infantil, Yoimiya hace todo lo que puede para proteger los hermosos deseos que solo un niño puede tener.
“Las cosas en las que creímos y las historias que vivimos en nuestra infancia se convierten en tesoros irremplazables.”
Los legendarios libros de ilustraciones de Inazuma a menudo están repletos de imágenes así: el adorable Gran Tejón Mujina, el majestuoso guerrero Shiba, el Nue de origami que aparece de la nada…
Quizás quienes dibujaron estos demonios con una apariencia tan adorable compartían las intenciones de Yoimiya.
Los niños se reúnen alrededor de Yoimiya y pasan un buen rato incluso durante el confinamiento de Inazuma.
El espíritu juvenil y la vivacidad de Yoimiya nunca se apagan, como fuegos artificiales y estrellas que relucen en el cielo nocturno.
En cada festival, Yoimiya no solo prueba los aperitivos de todas las tiendas, sino que también colecciona toda clase de caramelos que envuelve cuidadosamente y guarda dentro de una pequeña bombonera.
La bombonera de Yoimiya es una bolita roja decorada con cordones delicados y otros ornamentos, muy parecida a los accesorios para el cabello que suele llevar.
Cada vez que le sucede algo alegre, saca un caramelo de la bombonera y se lo come. Si están sus amigos, o si hay algún niño cerca, comparte sus dulces con ellos.
Los vecinos de Yoimiya a menudo confunden sus accesorios para el cabello con la bombonera, y de ahí viene el apodo erróneo de “Perla dulce”.
La velocidad a la que la bombonera se aligera es una medida importante de su felicidad.
Cuanto más rápido se vacía, más contenta está Yoimiya.
A veces, cuando está muy ocupada, se pone la bombonera en el pelo por error y solo se da cuenta al final del día.
De todos modos, incluso este error le sirve de inspiración y ahora se coloca en el cabello tanto los accesorios normales como la bombonera, dependiendo del día.
“Adivinen, ¿hoy llevo caramelos en el cabello o no? ¡Quien acierte podrá elegir el dulce que quiera!”.
Yoimiya puede hablar con elocuencia en cualquier momento. Solo cuando los fuegos artificiales se elevan en el aire, guarda silencio por un instante y levanta la cabeza para observar la hermosa vista.
La gente suele decir que los fuegos artificiales son efímeros y fugaces, pero, si son lo suficientemente hermosos, pueden florecer para siempre en el corazón de uno.
Las personas que los disfruten contigo y la belleza de ese momento se quedarán grabados profundamente, convirtiéndose en valiosos recuerdos.
Cuando vuelvas a mirar fuegos artificiales parecidos después de muchos años, esa emoción te volverá a invadir como un tsunami.
¿Acaso no es eso a lo que se le llama “eterno”?
Las notas de la fórmula especial de fuegos artificiales de la familia Naganohara existen por esa misma razón.
Al incorporar afecto y deseos en los espléndidos fuegos artificiales, las cosas fugaces se vuelven eternas. Este es el significado del trabajo al que se dedica Yoimiya.
Una noche de verano, tras asumir el cargo de la Pirotecnia Naganohara, Yoimiya no podía dormir, así que se sumergió en su investigación hasta el amanecer.
De repente, se oyó un sonido suave, y una cosa roja y ardiente cayó dentro de un mortero sin utilizar.
Al principio, Yoimiya utilizaba la Visión solo como un encendedor. Afortunadamente, su padre se percató a tiempo y le explicó su importancia.
Por pequeñas que sean las Visiones, pueden aportar un poder asombroso e increíble. Pero ¿qué utilidad tiene además de proteger a los niños y ahuyentar monstruos problemáticos?
“Incluso si lo hubiera, quizás no sería más que eso para mí”, pensó Yoimiya. “Porque solo soy una pirotécnica que persigue la felicidad y pasa sus días con alegría”.
El tiempo ha pasado volando desde entonces, y Yoimiya se ha vuelto cada vez más hábil con las llamas y la fabricación de fuegos artificiales.
De vez en cuando, se pregunta: “Incluso una persona ordinaria como yo puede ser reconocida por los dioses. ¿Por qué? ¿Será que… a los dioses también les gustan los fuegos artificiales?”.