«Un gran arco que simboliza el vínculo entre Stormterror y Barbatos. El sonido del disparo del arco es música para los oídos del Dios del Viento. Contiene el poder del cielo y del viento en su interior.«
Una lira capaz de perforar el mismo firmamento.
Sus límpidas melodías aún resuenan en los vientos y los corazones de las personas.
Se dice que sus canciones atrajeron al Reino del Viento al antiguo dragón malvado del abismo.
En la antigüedad, Barbatos tocó la lira e invocó a los inmaculados mil vientos y canciones.
Encantado por ambos, Dvalin, el gran dragón, descendió y le juró lealtad.
Barbatos se regocijó al hacer un nuevo amigo y encargó a Dvalin proteger al pueblo de Mondstadt.
Entonces, el errante Arconte Anemo y el Dragón del Viento forjaron el amanecer de Mondstadt con su amistad.
Las vibrantes melodías de la lira detuvieron el ataque del dragón de la sombra en la última batalla,
otorgando a Dvalin la oportunidad de poner fin a su terrible reinado.
Eones después del canto de los vientos y de la feroz batalla, Dvalin se despertó de su letargo.
Su maestro ya no estaba, y sus oídos se llenaron de los tóxicos rumores de la Orden del Abismo.
Para el dragón, esto era como un dolor invisible y una tortura que nadie escuchaba.
Esta terrible tristeza fue lo que acabó con el envenenado Dvalin.
Dvalin descargó su dolor sobre aquello que prometió proteger
y lanzó acusaciones al Arconte de los Vientos, a quien una vez juró lealtad.
Lo acusó por mostrarse indiferente ante su dolor y por descuidar su amistad.
También lo injurió por haberlo traicionado con crueldad cuando debía haberse comportado como un verdadero Arconte.
El furioso dragón desconocía que Barbatos hizo todo lo que pudo para salvarlo.
Su anhelo se sumergió en la sed de venganza, pero no en der Himmel, la lira de Barbatos.
Los malentendidos de tantos siglos terminaron disipándose,
y Dvalin volvió a escuchar las canciones del Arconte.