La mayoría de la gente de Inazuma desconoce la existencia de Los Ocelos, una organización secreta perteneciente a la Comisión Yashiro.
Y aún menos conocido es el hecho de que en Los Ocelos hay una pequeña ninja llamada Sayu.
Sayu es un ser muy especial de la organización. Se crió en su seno y le es extremadamente leal.
Bueno, en realidad, su rasgo más destacado no es la lealtad, sino la pereza. Hace tiempo que domina las diversas técnicas ninja, sobre todo aquellas que sirven para holgazanear o para eludir sus obligaciones, como las técnicas de escape y de ocultamiento del aura.
Las personas que no conocen sus hábitos tienen que esforzarse mucho para encontrarla.
Sin embargo, si preguntas a Sayu por su holgazanería, se encogerá de hombros y responderá: “No es que sea perezosa, es que quiero dedicar mi tiempo a cosas más importantes”.
Sayu es una mujer diminuta que viste un atuendo de Mujina, que la gente parece confundir con el de un Tanuki.
Sayu es una mujer joven que está afligida por una extraña enfermedad que le impide crecer, haciéndola parecer mucho mayor de lo que sugiere. Ella está relativamente molesta con esto y, por lo tanto, ha optado por descuidar la mayor parte de su trabajo, creyendo que las tareas que le han encomendado no son demasiado importantes. A pesar de dormir de manera constante, parece estar privada de sueño y aprovecha la oportunidad para dormir siempre que es posible, creyendo que dormir es la clave para crecer.
Por supuesto, desde el punto de vista de Sayu, esta supuesta «pereza» es simplemente una mejor asignación de tiempo que le permite concentrarse en cosas… como dormir y crecer más alto.
Sayu es muy bajita, e incluso podría decirse que delicada.
Es más, precisamente su estatura es algo que le molesta. Todas las personas de su misma edad han crecido y se han hecho más altas, pero su estatura no ha cambiado lo más mínimo y sigue siendo como la de una niña.
Día tras día, todo a su alrededor parece crecer y solo ella sigue siendo tan pequeña como siempre.
Por ello, el hecho de crecer ha ido convertiéndose en una obsesión para Sayu.
“Si duermo lo suficiente, ¡creceré!”
Ella cree firmemente en esto y aprovecha cada oportunidad que tiene para dormir tanto como puede. Si no puede dormir, ella misma creará la oportunidad para hacerlo, y si no tiene un lugar en el que dormir, también lo creará.
La gente más cercana a Sayu nunca se atreve a molestarla mientras duerme, así que ahora puede quedarse dormida incluso estando de pie.
Las técnicas ninja que sabe Sayu no son muy poderosas para el combate, pero sí bastante útiles para holgazanear.
Es toda una experta ocultando y cubriendo sus huellas, por lo que, si quiere esconderse, la gente corriente no podrá encontrarla.
Sin embargo, incluso los rompecabezas más ingeniosos tienen una respuesta, y hasta los tesoros más escondidos tienen pistas para ser encontrados. Este principio también es cierto para Sayu.
Después de pasar suficiente tiempo con ella, uno entenderá sus hábitos y sus preferencias y ya no le costará tanto encontrarla.
Por ejemplo, si vas a su habitación por la mañana y levantas las sábanas, lo más probable es que la encuentres en la cama.
Aunque es más difícil encontrar a Sayu por la noche, siempre es buena idea ir a su casa y esperar a que salga.
Pero recuerda no molestarla a menos que sea absolutamente necesario, ya que seguramente estará ocupada creciendo.
Encontrar a Sayu no significa conseguir que vuelva al trabajo.
Además, no tiene una rutina fija todos los días en Los Ocelos, sino misiones espontáneas.
Por ello, lo que suele ocurrir es lo siguiente:
Cuando publican una nueva misión, no verás ni rastro de ella.
Tras encontrarla con mucho esfuerzo, ya le habrán asignado la misión a otra persona más apta.
Y, en caso de no haber otro mejor candidato que Sayu, esta se esfuerza aún más para escaparse y no agobiarse por tener que hacer la misión.
Sin embargo… si aplicara estas excelentes técnicas ninja para hacer su trabajo, ya habría conseguido grandes cosas dentro de Los Ocelos.
Sayu es la última sucesora de la técnica ninja “¡Yujuuu!”
Dentro de su escuela, conocida por ser experta en burlarse de los enemigos, Sayu solo aprendió las técnicas ninja de escape y clonación.
Aunque ambas son de poca utilidad en un combate real, sí tienen un innegable toque estético.
Una silueta se desvanece en un abrir y cerrar de ojos entre unas hojas que caen flotando, sopla una suave brisa y una cometa aparece de repente en el suelo… Es una escena comparable a una representación artística.
Así pues, cada vez que hay un festival, Sayu recibe varias invitaciones para hacer una demostración de sus misteriosas técnicas ninja.
Si es Yoimiya quien la busca, Sayu encuentra la forma de esconderse.
Pero si la persona en cuestión es la Suma Sacerdotisa Yae, será inútil resistirse.
Sus técnicas de clonación no sirven para engañar a los agudos ojos de Yae, igual que ocultar su aura tampoco evita que la Suma Sacerdotisa la atrape.
Huir es aún menos posible, ya que ello podría incluso hacerla enojar…
Afortunadamente, muy pocas cosas hacen que la Suma Sacerdotisa Yae tenga que aparecer en persona, por lo que, en la mayoría de los casos, Sayu tiene suerte y consigue escapar.
Sayu ha estudiado técnicas ninja con su maestro en Los Ocelos desde que tiene memoria.
Aunque Los Ocelos son una organización que actúa en las sombras, los miembros más veteranos son muy amables y siempre han cuidado bien de la joven Sayu.
“Depender demasiado de los demás nunca es bueno para un ninja”, pensó su maestro cuando vio como Sayu se estancaba en su aprendizaje.
El tiempo pasó volando y Sayu creció gradualmente, pero cuando fue lo suficientemente fuerte como para defenderse por sí misma, su maestro se marchó sin decir nada.
Las crías abandonadas por sus padres siempre crecen a mayor velocidad, y justamente eso era lo que el maestro de Sayu esperaba de ella.
La joven ninja no lo decepcionó y, poco después, obtuvo una Visión.
Entonces, empezó a… holgazanear asiduamente en Los Ocelos.
Siempre está ocupada durmiendo y escondiéndose de la gente, así que, al menos en ese sentido, suele tener mucho que hacer.
A veces, cuando tiene tiempo, disfruta a solas de la luz de la luna, momento en el que se siente un poco perdida.
La persona que siempre la acompañó acabó abandonándola… ¿acaso era eso ley de vida?
“Tal vez en un futuro yo también conoceré a la persona que me acompañe para siempre”, pensó la pequeña ninja mientras se quedaba dormida.
Se dice que el traje de Sayu fue un regalo de su maestro.
El diseño está inspirado en un “mujina”, un pequeño animal parecido al tejón, y sus colores son los favoritos de Sayu.
Al ser cómodo y flexible, el traje es perfecto para un ninja.
A ella le gusta especialmente la enorme capucha del atuendo, ya que le da una sensación de seguridad.
Además, gracias a su larga cola, Sayu puede mantener bien el equilibrio al subirse a las ramas de los árboles.
El único defecto de este traje es que… el diseño se parece demasiado al aspecto de un tanuki, lo cual crea bastantes malentendidos.
Al principio, Sayu siempre le explicaba con seriedad a la gente:
“No soy una tanuki, soy Sayu”.
Sin embargo, ya que cada cierto tiempo ocurren incidentes similares, en la actualidad, Sayu le guarda rencor a los tanuki. Hoy en día, siempre pone mala cara cuando esta situación se repite.
Por eso, si quieres llevarte bien con ella, lo mejor es que memorices lo siguiente:
1. Sayu no es una tanuki. Sayu es Sayu.
2. El traje de Sayu no es de un tanuki, sino de un mujina.
Esta es la historia de cuando Sayu empezó a vivir ella sola.
Para los seres débiles que caminan solos por este mundo, es inevitable toparse con situaciones aterradoras. La única manera de entender cómo es esto es experimentándolo.
Esto es exactamente lo que le pasó a Sayu. Experta observando y escondiéndose, y siempre con la cabeza bien despierta, comprendió que el combate no era lo suyo.
Un cuerpo demasiado pequeño no tenía ninguna ventaja en términos de fuerza, y en combate real sus técnicas ninja tampoco eran muy útiles.
Las misiones no esperan a que los ninjas crezcan. En un mundo tan caótico como este, Sayu también se metía en problemas por trabajos de poca importancia.
Una vez, rodeada de poderosos enemigos, tuvo que hacer todo lo posible para escapar a duras penas. A fin de recopilar información e irse con ella de forma segura, tuvo que pagar un precio muy alto.
Exhausta y herida, parecía a punto de desmayarse, pero solo tenía una cosa en mente:
“La fuerza bruta no lo gana todo. Los débiles también tenemos nuestra forma de sobrevivir. Es precisamente la debilidad lo que hace que uno sea más capaz de ver esos momentos invisibles que cambian el destino… Mis posibilidades de escapar de aquí son escasas, pero para eso tengo mis técnicas ninja”.
En el momento en que las hojas cayeron, Sayu desapareció. Los enemigos que la perseguían no daban crédito. La pequeña ninja desapareció como si fuera polvo arrastrado por el viento.
A la mañana siguiente, a Sayu le costó despertarse. Observó que la bolsa ninja que llevaba atada a la pierna había desaparecido.
Sin embargo, un objeto sorprendente apareció en su lugar: una Visión que brillaba fulgentemente junto al amanecer.
Ahora, con el poder de su Visión, Sayu puede levantar un mandoble más alto que ella y no tiene que temer las batallas de este caótico mundo.
Sin embargo, sus preocupaciones más inmediatas aún no se han resuelto.
Parece que ni siquiera una Visión puede hacer algo para ayudarla a crecer.