Gobernante indiscutible de toda Inazuma
Llevando el nombre de «Su Excelencia, la todapoderosa Narukami», le prometió a los habitantes de Inazuma la inmutable eternidad.
Ha destruido el amor con el destello de un relámpago, forjando una tierra pura a partir de un corazón solitario.
Durante estos largos años, el camino hacia la eternidad ha sido oscuro y lejano, pero Su Alteza Shogun no ha dudado ni un momento.
Solo en el silencio, la eternidad inmutable revela su naturaleza serena.
La Shogun Raiden es una mujer adulta con largo cabello violeta trenzado que va detrás de su espalda y una horquilla en su lado derecho. Lleva una pequeña cinta carmesí en el cuello a modo de gargantilla. Su kimono tiene una variedad de patrones en diferentes tonos de púrpura y carmesí, junto con una insignia con el emblema de Inazuma atada al frente de su ropa debajo de su pecho derecho. Lleva medias de color púrpura oscuro por encima del nivel de la rodilla, con pequeñas aberturas de diamantes en la parte superior. En la parte de atrás de su atuendo lleva un lazo carmesí con borlas. Ella también usa sandalias; la de la derecha está adornada con dos flores de color violeta pálido.
No se sabe si el alfiler de abanico en su espalda es una Visión falsa o simplemente una marca. No brilla cuando las Explosiones elementales están listas, pero tiene la marca Electro inscrita en ella.
La Shogun Raiden es una firme creyente de lo que cree que es la eternidad, un lugar en el que todo se mantiene igual, independientemente de lo que realmente suceda. Ella es honorable en su conducta y es venerada por la gente de Inazuma.
La Shogun existe en dos formas: Ei, su verdadera identidad, y la Shogun, una marioneta creado por Ei para actuar como gobernante de Inazuma en su lugar mientras ella medita en el Plano de la Eutimia. Esta marioneta sigue un conjunto de directivas programadas en ella, que son extremadamente difíciles de modificar incluso por la propia Ei. La Shogun tiene una personalidad fría y severa, incluso insensible a veces; ella es limitada en la expresión emocional, no tiene gustos ni disgustos, y no tiene necesidad de recreación. La Shogun se considera la asistente de Ei, y hace exactamente lo que desea, ni más ni menos; no puede actuar sin la dirección de Ei, y si sus funciones habituales están desactivadas, el Shogun se vuelve incapaz de hacer nada. Debido a su gama limitada de protocolos y la apatía de Ei hacia cualquier cosa fuera de la eternidad que busca, el Shogun puede ser fácilmente manipulado por fuerzas externas, como cuando el Clan Kujou y los Fatui la manipularon para iniciar y perpetuar el Decreto de captura de Visiones.
Si bien Ei sigue siendo relativamente estoica en comparación con la mayoría de las personas, es notablemente más emotiva y amigable que la Shogun. A diferencia de la Shogun, Ei tiene cosas que le gustan y que no le gustan, como la afición por los dulces. Debido a su dedicación a la eternidad, Ei desconfía de la idea del cambio, aunque muestra más curiosidad que desdén cuando se trata de cosas nuevas, como la aparición del Viajero y las costumbres del mundo moderno. Debido a que ha perdido a muchos de sus seres queridos a lo largo de los siglos, Ei se siente impulsada por el miedo a una mayor pérdida y desea preservar a Inazuma por toda la eternidad. Con este fin, se selló en el Plano de la Eutimia en un esfuerzo por preservarse de los efectos de la erosión, mientras creaba el Shogun para que fuera inmune a la descomposición del cuerpo físico. Mientras estaba en el Plano de la Eutimia, Ei era apática hacia cualquier cosa que no afectara su búsqueda de la eternidad, y tenía una baja opinión de la ambición humana debido a que la ambición conducía a la pérdida y al sufrimiento, lo que la hacía incompatible con la eternidad. Incluso en el Plano de Eutimia, sin embargo, no pudo escapar realmente de la soledad, ya que estaba feliz de volver a ver a su amiga Yae Miko.
Ei tiene una gran debilidad contra los postres, ya que su opinión es que los postres no pueden representar ningún obstáculo serio para su búsqueda de la Eternidad; Esto también es mencionado por Yae Miko y Venti, con este ultimo sugiriendo al Viajero que le lleve postres para explotar dicha debilidad.
El verdadero nombre de la Shogun Raiden es «Raiden Ei».
Ha visto con sus propios ojos todo lo que Inazuma ha tenido que sacrificar a lo largo de miles años para progresar. Sus años de mayor felicidad ya son cosa del pasado, y sus amigos de antaño se han convertido en sus enemigos, así que, al final, se quedó sin ninguna razón por la que seguir blandiendo su espada.
«Todo avance conlleva una pérdida». Ei piensa que esta es la inamovible ley del tiempo que puede aplicarse sobre cualquier cosa en este mundo.
La nación más gloriosa y próspera de la humanidad se desmoronó de la noche a la mañana; Liyue, la ciudad más longeva de todas, tuvo que despedirse del Arconte Geo; y los vientos de la despedida llegaron silbando desde el borde exterior del tiempo.
Aunque un ser que está limitado por un cuerpo decida perseguir la eternidad, nunca podrá evitar su propia esperanza de vida.
El limitado tiempo del que disponemos era algo que inquietaba a Ei. Así fue hasta una misteriosa tecnología se presentara ante sus ojos. Con ella, se podían fabricar unas marionetas capaces de cobrar vida.
En teoría, si estas marionetas podían ser la copia perfecta de Ei, no tendrían una limitada esperanza de vida y podrían vivir para siempre a fin de proteger Inazuma eternamente.
Sin embargo, hacer una réplica de un ser divino no era algo tan sencillo. Para ello, Ei llevó a cabo un sinfín de experimentos y tuvo que descartar muchos que fueron fallidos, con lo que consumió una inimaginable cantidad de tiempo y recursos.
Con su obsesión y su voluntad guerrera, creó una marioneta perfecta. La nueva Shogun Raiden permanecía quieta ante Ei mientras escuchaba atentamente todo lo que le contaba sobre sí misma, su otro «yo» e incluso sobre ambas. Así fue como el futuro de Inazuma fue escrito en unos maravillosos planos de tecnología.
Solo tenía una pregunta para Ei: «Si abandonas tu cuerpo, no habrá vuelta atrás, ¿Estás segura de que no te arrepentirás?»
«El hecho de que existas es mi respuesta a esa pregunta».
Entonces, Ei se convirtió en una conciencia que quedó guardada en una espada. Y así fue como se originó el «plano de la eutimia».
Antes de convertirse en la Shogun, Raiden Ei era una samurái encargada de supervisar el cumplimiento de las órdenes de la Shogun de aquella época.
La antigua Arconte Electro, llamada Raiden Makoto, era débil y siempre cargaba a Ei con las tareas más sanguinarias.
Pero, además de luchar, Ei también disfrutaba de sus momentos de relajación bajo los cerezos mientras jugaba a las cartas con sus amigos.
Sin embargo, siempre era la más lenta cuando de jugar se trataba, así que nunca consiguió ganar, ni tampoco llegó a probar los premios que la Sacerdotisa Kitsune preparaba para quienes ganaban a las cartas.
Así pues, para aprender a jugar bien, empezó a poner la misma concentración que cuando practicaba con la espada. Además, solia retar a Makoto o a Mikoshi Chiyo a duelos de cartas, o recitaba ella sola bajo la luz de la luna los poemas que había inscritos en las cartas.
Al fin, llegó el día en que, bajo los cerezos, Ei derrotó a sus oponentes uno tras otro. Incluso la tengu fue abatida por ella tras una dura batalla, por lo que fue coronada como campeona.
Estaba muy feliz por haber ganado, lo que causó la risa de sus amigas. Entonces, ella se dio cuenta de que había perdido por completo las maneras e inmediatamente bajó las manos y recuperó su frío semblante.
La intención de sus amigas no era reírse de ella, pues la conocían muy bien y sabían que se había esforzado muchísimo para ganar. Sin embargo, la Sacerdotisa Kitsune entre risas. colocó unos pastelillos frente a ella.
«Técnicamente, son tu recompensa, pero en realidad no son más que unos dulces artesanales.
No pensé que te harían ponerte tan pensativa. En cualquier caso, pruébalos, son tu recompensa por haber ganado».
Ei para nada codiciaba esos pasteles. Como samurái, creía firmemente que toda derrota debía recuperarse con una victoria, de modo que los pasteles eran un obsequio de apreciación de su gran ambición. Entonces, al probar los deliciosos pastelillos, inconscientemente sonrió de nuevo.
Aquel era el sabor de la victoria. Eso sí, la cara que ponía al aguantarse la sonrisa era algo que a sus amigas les resultaba muy… interesante. Incluso a día de hoy, Ei aún se acuerda de vez en cuando de aquellos cerezos.
Aunque hace mucho tiempo que no los visita, aunque ya no haya nadie bajo sus ramas, ella sigue esperando que el tiempo se detenga eternamente.
«Mente Onírica» es una espada transmitida de generación en generación, y que ha acompañado a Ei hasta hoy en dia.
Esta espada ha tenido dos dueñas y ha visto el paso del tiempo y la eternidad.
Nació gracias al poder divino de Raiden Makoto, y jamás tuvo que ser afilada.
El filo seguía a su dueña: si esta no sabía luchar, él tampoco lo haría. Por eso, no era más que el símbolo de una verdadera paz.
Cuando Makoto falleció, la espada llegó a manos de Ei. El arma estaba sedienta de sangre y, cuando probó su sabor, los fuertes vientos y el trueno la echaron a un lado.
Makoto la bautizó con el nombre de «Mente Onirica» porque deseaba que pudiera ver la belleza de ensueño de Inazuma y las mentes y los corazones
Gnosis, se añadirá en un futuro.